Londres

Qué ver en Londres en un fin de semana (guiada por una Londoner).

No hay nada como redescubrir y volverte a enamorar de ciudades que ya conocías y que recordabas con menos cariño del merecido. ¿Os ha pasado? Visitas de nuevo un lugar que no te hacía ni fu ni fa y éste te cambia los esquemas totalmente. Para mí Londres era eso, una ciudad gris que ya había visto en bastantes ocasiones desde la adolescencia y que no me parecía tan chula como todo el mundo decía. Reconozco que algunos de los factores que hacían que la capital británica «no me gustara» eran injustos y sin demasiado fundamento, como que siempre hace mal tiempo, que era una ciudad cara y que se comía mal.

Hace unos meses pero, tuve la oportunidad de visitarla de nuevo ¡Y he vuelto enamorada de ella! Seguramente el hecho de haber tenido una guía Londiner durante toda la estancia ha sido el detonante de este cambio. Un fin de semana de mayo mi amiga Leti y yo volamos hasta Londres para visitar otra amiga que vive allí, que nos acogió y nos enseñó la ciudad. Tras dejar las mochilas en casa de Marta (cosas de no querer facturar y viajar con Ryanair), comenzamos la ruta:

Llegamos en metro (línea negra) a London Bridge para ver el edificio Shard, donde se puede subir hasta la planta 32 para tomar una copa o comer, y visitamos el Borough Market, donde también se puede comer bien ya buen precio porque hay mil paradas y restaurantes alrededor. Paseando por Southwark, por el lado del río, vimos desde lejos el Tower Bridge, la Torre de Londres y el edificio Walkie Talkie y el Gherkin (que recuerda a la Torre Agbar de Barcelona) hasta llegar al Tate Modern, que se puede visitar de manera gratuita. Al salir, cruzamos el Millenium Bridge e hicimos parada para comer una pizza gigante en Homeslice City, un lugar que nos encantó.

Afegeix títolQué ver en Londres en un fin de semana (guiada por una Londoner).

No hay nada como redescubrir y volverte a enamorar de ciudades que ya conocías y que recordabas con menos cariño del merecido. ¿Os ha pasado? Visitas de nuevo un lugar que no te hacía ni fu ni fa y éste te cambia los esquemas totalmente. Para mí Londres era eso, una ciudad gris que ya había visto en bastantes ocasiones desde la adolescencia y que no me parecía tan chula como todo el mundo decía. Reconozco que algunos de los factores que hacían que la capital británica «no me gustara» eran injustos y sin demasiado fundamento, como que siempre hace mal tiempo, que era una ciudad cara y que se comía mal.

Hace unos meses pero, tuve la oportunidad de visitarla de nuevo ¡Y he vuelto enamorada de ella! Seguramente el hecho de haber tenido una guía Londiner durante toda la estancia ha sido el detonante de este cambio. Un fin de semana de mayo mi amiga Leti y yo volamos hasta Londres para visitar otra amiga que vive allí, que nos acogió y nos enseñó la ciudad. Tras dejar las mochilas en casa de Marta (cosas de no querer facturar y viajar con Ryanair), comenzamos la ruta:

Llegamos en metro (línea negra) a London Bridge para ver el edificio Shard, donde se puede subir hasta la planta 32 para tomar una copa o comer, y visitamos el Borough Market, donde también se puede comer bien ya buen precio porque hay mil paradas y restaurantes alrededor. Paseando por Southwark, por el lado del río, vimos desde lejos el Tower Bridge, la Torre de Londres y el edificio Walkie Talkie y el Gherkin (que recuerda a la Torre Agbar de Barcelona) hasta llegar al Tate Modern, que se puede visitar de manera gratuita. Al salir, cruzamos el Millenium Bridge e hicimos parada para comer una pizza gigante en Homeslice City, un lugar que nos encantó.

Después fuimos caminando hasta St. Paul Catedral, y tomamos un bus hasta Somerset House, muy cerca de Waterloo Bridge. Desde allí fuimos caminando por las callejuelas de Covent Garden hasta llegar a la plaza que lleva el mismo nombre, donde pasamos un buen rato viendo tiendas y disfrutando del ambiente. Paseamos hasta llegar a uno de los lugares que más nos gustó: Neal’s Yard, una plazoleta de colorines con mucho encanto. Seguimos caminando hasta Leicester Square, cruzando China Town hasta Carnaby Sreet. Desde allí nos dirigimos a Kingsley Court y bajamos por Regent Street hasta Picadilly Circus. Una vez allí, cansadas de caminar y por las horas que eran, volvimos a casa en metro. Sin embargo, si te quedan energías para seguir, Marta recomienda seguir desde aquí hasta Green Park y cruzarlo hasta llegar a Buckinham Palace.

Esa noche fuimos a cenar, a tomar unas copas y a bailar, pero destaco uno de los lugares donde fuimos porque me pareció muy original. Si te gusta el vino, una muy buena opción para tomar una copa es el Vagabond Wines, un lugar donde se pueden degustar diferentes marcas y tipos de vino escogiendo directamente desde unos surtidores. Al llegar te dan una tarjeta que recargas con el dinero que quieras y te sirve para pedir el vino que te apetezca desde las máquinas de los surtidores.

Al día siguiente nos lo tomamos con más calma, ya que estábamos molidas de tanto caminar el día anterior. Este día la ruta la hicimos en coche, que fue una gran comodidad, no nos vamos a engañar. Salimos tarde y pusimos rumbo hacia Notting Hill para ir a Portobello Road. Allí hicimos algunas compras y nos entretuvimos viendo los puestos del mercado, la típica Notting Hill Bookshop y las casas de colores de Denbigh Terrace (donde hay que hacer cola si quieres hacerte fotos). Hicimos un brunch en The Dayrooms Café, y seguimos recorriendo el barrio un poco más. Después fuimos a ver por fuera St Pancras, la estación más bonita de Londres, para acabar entrando en King’s Cross para el momento friki del día: hacer cola (muuucha cola) para conseguir tener una foto de las tres en el andén 9 ¾. Somos fans de Harry Potter ¡Qué le vamos a hacer! Después de visitar la tienda de al lado, también dedicada a la saga, volvimos al coche para ir al barrio de Chelsea donde fuimos a tomar el té y a merendar en Peggy Porschen para celebrar el aniversario de Leti.

A continuación, vimos el lugar que más ganas teníamos de conocer. ¡Vimos ciervos en Richmond Park! Londres tiene un gran número de parques y todos ellos son dignos de visitar, pero de todos el que me parece más precioso es este, es como si estuvieses en otra parte del mundo y no en una ciudad tan enorme. El resto de la tarde la dedicamos a ver los callejones del barrio de Richmond, que también nos pareció de los más bonitos de Londres. Como ya he mencionado, llegamos en coche, pero si quieres visitar el barrio se puede llegar en metro y bus. Para terminar el día cenamos en un hindú buenísimo que se llamaba UNA.

Al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta a las cinco, así que la mañana la dedicamos a ver Camden Town, comer por allí e ir con tiempo al aeropuerto para ir tranquilas.

Fue un viaje de reencuentro de amigas genial y realmente ha sido gracias a nuestra amiga Marta, que se encargó de que nuestra ruta fuera original y que comiéramos súper bien. Si es que es una guía de primera, no sólo por ser graduada en Turismo sino porque se conoce la ciudad como la palma de su mano. ¡Gracias, Marta! Si queréis los mejores consejos para ver Londres no os perdáis su Instagram.

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